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Naufragio del bergantín María Luisa y del cañonero Balanguingui en Filipinas

 

Revista La Ilustración Española y Americana, 8 de abril de 1875.

El último correo de Manila ha sido portador de noticias amplias de los destrozos causados en aquellas islas por dos huracanes o baguios que reinaron los días 20, 25 y 27 de diciembre, el primero, y los días 1, 2 y 3 de enero el segundo.

Entre las desgracias se cuenta el naufragio de los buques de nuestra marina de guerra, el bergantín trasporte María Luisa, que estaba cargando maderas, y el cañonero Balanguingui, que le auxiliaba en esta operación temporal. El María Luisa lo enfrentó siendo la una de la noche. El fuerte viento del NO rompió la cadena del ancla, pero maniobrando con prontitud dio la vela, logró montar la isla Boracay y se mantuvo todo el resto de la noche resistiendo la furia del huracán. En mar libre lo hubiera vencido fácilmente, pero estando tan próxima la tierra, poco a poco fue arrastrado hacia ella, embarrancando a las diez de la mañana, cubierto por la mar que barrió de la cubierta al contramaestre, a un cabo de mar y al carpintero, que no siendo tan hábil nadador como los otros pereció sin que fuera posible auxiliarlo.

Otro contramaestre se arriesgó a llevar a la costa una cuerda por la cual se salvaron todos los de a bordo hasta el número de 42, y tan luego como cesó el temporal sacaron a tierra los pertrechos y prepararon haces de cañas para sacar a flote el buque, que no había padecido mucho. Desgraciadamente sobrevino el segundo huracán el primero de enero, partió las cadenas de las anclas, tumbó al buque sobre el costado de estribor, y en los tres días de duración lo inundó la mar, destrozándolo, de modo que solamente la arboladura y los pertrechos, que con premura se habían sacado, se salvaron.

El cañonero Balanguingui fue arrojado sobre las piedras y se deshizo en pocos momentos, asiéndose los tripulantes a los fragmentos y siendo milagroso alcanzaran la tierra.

La corbeta Santa Lucía se vio también en grave compromiso, sorprendida por el huracán en la costa de Mindoro: soportó, sin embargo, toda su furia fondeando dos anclas y ayudándose con la máquina en la que tuvo varias averías, así como también en el aparejo y en los botes.

Manda dicha corbeta el teniente de navío de primera clase D. Joaquín Ibáñez, el bergantín María Luisa estaba a las órdenes del teniente de navío D. Emilio Díaz Moreu, y el Balanguingui a las del alférez de navío D. Antonio Rapallo.